Diagnóstico de las dermatitis y otitis por Malassezia en perros y gatos, ¿es sólo cuestión de contar?

F. Javier Cabañes.

Grupo de Micología Veterinaria, Departamento de Sanidad y Anatomía Animales, Facultad de Veterinaria, Universitat Autònoma de Barcelona, Bellaterra, España.

Febrero 2020.

Tal como señalan las últimas recomendaciones de consenso publicadas en el ámbito de la Asociación Mundial de Dermatología Veterinaria [Bond et al., 2020], actualmente las dermatitis causadas por Malassezia se consideran trastornos comunes en la especie canina y ocasionales en la felina. En la clínica de pequeños animales, esta enfermedad ha evolucionado en pocos años de presentar un diagnóstico controvertido a uno rutinario, con beneficios muy claros para el bienestar de muchas mascotas. Aunque existen diferentes formas clínicas, tanto en el gato como en el perro los signos más frecuentes son eritema, lesiones descamativas con exudado céreo, localizadas frecuentemente en zonas con pliegues cutáneos y prurito.

Como Malassezia pachydermatis forma parte de la microbiota normal de la piel de estos animales, la cuantificación de las células de esta levadura presentes en las lesiones es clave para el diagnóstico de este trastorno. Se han propuesto varios métodos citológicos y de cultivo para su enumeración en la piel. Como se menciona en estas directrices, en la consulta veterinaria se utilizan diferentes técnicas citológicas para evaluar las poblaciones de M. pachydermatis. Actualmente, la toma de muestras mediante cinta adhesiva presenta una amplia aceptación ya que permite de una forma sencilla la recuperación de células de la capa más externa de la piel y sus microorganismos asociados. Posteriormente, se tiñen mediante una tinción rápida de Diff-Quik y se observan al microscopio. Sin embargo, como se indica en estas recomendaciones, los recuentos elevados no tienen por qué ser necesariamente relevantes desde el punto de vista clínico en todos los casos. Por el contrario, las poblaciones normales o al menos más bajas pueden ser suficientes para exacerbar la inflamación cutánea en pacientes con respuestas de hipersensibilidad inmediata o retardada.

Citología obtenida mediante cinta adhesiva de la piel de un perro con dermatitis causada por Malassezia pachydermatis, en la que se observan numerosas células de esta levadura. Tinción de Diff-Quik. F. Javier Cabañes©
Citología obtenida mediante cinta adhesiva de la piel de un perro con dermatitis causada por Malassezia pachydermatis, en la que se observan numerosas células de esta levadura. Tinción de Diff-Quik. F. Javier Cabañes©

Por otro lado, la otitis externa asociada a M. pachydermatis es una enfermedad inflamatoria común del canal auditivo externo de los perros. A menudo se caracteriza por la presencia de un exudado céreo oscuro y húmedo, con presencia de eritema y prurito. El diagnóstico de la otitis externa causada por M. pachydermatis se basa en la observación de lesiones compatibles, la respuesta a la terapia antimicótica y la presencia de un número elevado de levaduras por observación microscópica directa. En este caso, la toma de muestra mediante hisopo es la técnica más frecuentemente utilizada para enumerar las células de levaduras presentes en el canal auditivo externo, bien sea mediante citología y/o cultivo.

Gráfico de amplificación (qPCR) de dos muestras obtenidas del canal auditivo externo de dos perros después de 30 ciclos. Un hisopo se obtuvo de un perro con otitis externa por Malassezia pachydermatis (curva superior); el otro se obtuvo de un perro sano (curva inferior). F. Javier Cabañes©
Gráfico de amplificación (qPCR) de dos muestras obtenidas del canal auditivo externo de dos perros después de 30 ciclos. Un hisopo se obtuvo de un perro con otitis externa por Malassezia pachydermatis (curva superior); el otro se obtuvo de un perro sano (curva inferior). F. Javier Cabañes©

El cultivo microbiológico no suele realizarse en el ámbito clínico. Sin embargo, aunque el examen citológico tiene una buena especificidad, presenta una baja sensibilidad en comparación con el cultivo. Por lo tanto, necesitamos disponer de otros métodos para detectar y cuantificar las levaduras de M. pachydermatis en muestras de perros con otitis externa, que sean específicos, sensibles, precisos y rápidos. En nuestro laboratorio hemos desarrollado recientemente una PCR cuantitativa (qPCR) para detectar y cuantificar levaduras de M. pachydermatis, validando la técnica con muestras recogidas mediante hisopo del conducto auditivo externo de perros [Puig et al., 2019]. Nuestra qPCR utiliza el gen de la β-tubulina como diana, que presenta la ventaja de ser un gen unicopia. Nuestro ensayo qPCR proporciona una cuantificación precisa de las levaduras de M. pachydermatis, es más sensible que la citología, y podría utilizarse para controlar la respuesta al tratamiento. Aunque el diagnóstico de las dermatitis y otitis por Malassezia no sea sólo cuestión de contar levaduras, este estudio aporta una forma diferente y más precisa de hacerlo.

Malassezia pachydermatis: ser o no ser lipodependiente. F. Javier Cabañes

Abril 2019.

Las levaduras del género Malassezia forman parte de la microbiota normal de la piel de diversos animales, donde encuentran los lípidos necesarios para su desarrollo. La mayoría de especies son lipodependientes, término que se ha utilizado tradicionalmente para describir que estas levaduras no pueden crecer en el medio de agar glucosado de Sabouraud (SGA) sin añadirle determinados ácidos grasos de cadena larga. Por este motivo, hoy en día, estas levaduras se cultivan en medios enriquecidos con componentes lipídicos, como el agar de Dixon modificado, que contiene ácido oleico y Tween 40, o el agar de Leeming y Notman, que contiene leche y Tween 60, entre otros. Estos ingredientes les proporcionan a la mayoría de las especies los suplementos adecuados para su crecimiento óptimo.

Colonias de Malassezia pachydermatis. La gran mayoría de cepas de esta especie pueden crecer en el medio de agar glucosado de Sabouraud sin la adición de lípidos, por lo que se les denomina tradicionalmente no lipodependientes. No obstante, todas las cepas de esta especie son realmente lipodependientes, ya que necesitan lípidos para crecer ©F. Javier Cabañes.

Por el contrario, M. pachydermatis, motivo frecuente en la consulta dermatológica en perros y gatos, se considera clásicamente una especie no lipodependiente. Esto es debido a que la gran mayoría de cepas de esta especie pueden crecer en SGA sin la adición de lípidos. Aunque infrecuente, algunas cepas de esta especie crecen mal en SGA, o incluso no crecen en el primocultivo. No obstante, estas mismas cepas suelen crecer bien tras realizar subcultivos repetidos en este mismo medio. Sin embargo, en un estudio reciente, donde se han analizado más de 400 cepas lipodependientes de este género procedentes de distintas especies animales, se han podido identificar tres cepas de M. pachydermatis que fueron incapaces de crecer en SGA (Puig et al. 2017). Por lo tanto, unas pocas cepas de esta especie son lipodependientes.

De hecho, estudiando los genomas de estas levaduras se ha demostrado que todas las especies de este género carecen de genes que codifican para una ácido graso sintasa (Wu et al. 2015). Esto significa que necesitan el aporte de lípidos para poder crecer y por lo tanto todas las especies de este género son lipodependientes, hecho que las hace únicas entre los hongos. No es de extrañar que esta específica pérdida de genes sea una consecuencia de su proceso adaptación a la vida en la piel, que le proporciona todos los lípidos necesarios para su crecimiento. Tal como remarcan estos autores, en este proceso han ampliado su arsenal genético con multitud de hidrolasas lipídicas que son necesarias para utilizar los lípidos presentes en este ambiente. Por el contrario sus genomas también han perdido genes involucrados en el metabolismo de carbohidratos, los cuales son poco abundantes en la piel.

Por otra parte, si analizamos la composición del SGA vemos que es un medio indefinido que incorpora peptona. La peptona presenta una mínima cantidad de lípidos que son los que permiten el crecimiento adecuado de la mayoría de cepas de M. pachydermatis. Este hecho nos indica que estas cepas, aunque pocos, necesitan lípidos. Por lo tanto, todas las cepas de esta especie serían realmente lipodependientes.

Diversidad y adaptación en el género Malassezia: los murciélagos ya tienen su especie. F. Javier Cabañes

Febrero 2019.

El género Malassezia está formado por un grupo monofilético de levaduras lipófilas pertenecientes a los basidiomicetos, que tienen como hábitat principal la piel del hombre y muchos otros animales (Cabañes et al. 2014). El género fue creado por Baillon en 1889, y se limitó a incluir dos especies prácticamente durante un siglo: la especie lipodependiente Malassezia furfur, característica de la piel del hombre y la especie no lipodependiente Malassezia pachydermatis, asociada a los animales. Actualmente, el género incluye 18 especies, 17 de las cuales son lipodependientes.

En la especiación de algunas de estas levaduras se detecta claramente un proceso de adaptación a distintas especies animales. Por ejemplo, Malassezia equina se aísla fundamentalmente de caballos o Malassezia nana de gatos. Es de destacar que la mayoría de especies de este género se han aislado de mamíferos y en cambio, tan solo unas pocas de ellas se han aislado de aves. No obstante, se han realizado muchos menos estudios sobre la presencia de estas levaduras en aves que en mamíferos.  No es de extrañar que dos de las últimas especies descritas, Malassezia brasiliensis y Malassezia psittaci, se hayan aislado de aves, concretamente loros mascotas en Brasil (Cabañes et al. 2016). Por otra parte, la gran mayoría de las especies de este género pueden crecer a 37ºC. Sin embargo, muy pocas lo hacen a 40ºC. Malassezia cuniculi, especie que presentan los conejos en su piel, crece mejor a 37ºC y a 40ºC que a 32ºC, temperatura de cultivo considerada óptima para el mantenimiento de este tipo de levaduras. Este hecho es compatible con la temperatura corporal normal de los conejos que oscila entre 38.5ºC y 40ºC. Por el contrario, las temperaturas bajas no les van tan bien a todas estas levaduras, ya que pierden viabilidad, por lo que no es recomendable mantenerlas a temperatura ambiente o a 4ºC.

Una excepción a este comportamiento la presenta la última especie descrita en este género que se ha aislado de murciélagos: Malassezia vespertilionis (Lorch et al. 2018). La mayoría de especies de murciélagos de los que se aislaron estas levaduras pueden hibernar hasta 7 meses al año. En este estado, los animales presentan una disminución de su temperatura basal cercana a los 7-9ºC existentes en las cuevas u otros habitáculos donde hibernan. Por este motivo, no nos sorprende que esta nueva especie pueda crecer lentamente a 7ºC.  De hecho su temperatura óptima de crecimiento es de 24ºC, inferior a la que presentan el resto de especies. No obstante, también pueden crecer a 40ºC que es la temperatura que pueden alcanzar estos animales cuando están activos.

Si bien ya conocemos que las especies de Malassezia son una parte importante del micobioma de algunos animales, incluido el hombre, se desconoce su presencia en la mayoría de especies animales. Esto hace pensar que en breve el número de especies de este género pueda ser fácilmente ampliado si se estudia principalmente fauna salvaje.

 

Malassezia vespertilionis tiene la capacidad de crecer a temperaturas inferiores a 10ºC, similares a las que se encuentran en las cuevas donde hibernan estos animales. Fotografía cortesía de Tim Krynak.