Aumenta el número de especies causantes de blastomicosis

F. Javier Cabañes

Grupo de Micología Veterinaria, Departamento de Sanidad y Anatomía Animales, Facultad de Veterinaria, Universitat Autònoma de Barcelona, Bellaterra, España.

La blastomicosis es una infección fúngica sistémica que afecta sobre todo a los perros y en menor medida al hombre y otros mamíferos. Esta micosis es endémica en ciertas regiones de Estados Unidos y Canadá alrededor de los Grandes Lagos y en los valles de los ríos Ohio y Mississippi. Se estima que la tasa de incidencia de la enfermedad es ocho veces superior en los perros que en los humanos. Por tanto, los perros pueden servir de centinelas de la exposición humana. Durante muchos años, el único agente descrito causante de esta enfermedad ha sido Blastomyces dermatitidis. Recientemente, con el fin de identificar los factores de riesgo de infección por B. dermatitidis en perros y humanos, se ha investigado la prevalencia y distribución de los casos de blastomicosis canina en Michigan [Shelnut et al. 2020]. Michigan presenta una de las mayores densidades de lagos, estanques, ríos y arroyos en los EEUU. Al contrario de lo que se había indicado anteriormente, la mayoría de las infecciones por blastomicosis se adquirieron en la Península Superior o en las regiones más septentrionales de la Península Inferior de este estado. Viajar o residir al norte del paralelo 45 fue el factor de predicción más importante para la aparición de la blastomicosis.

Distribución geográfica de las especies causantes de la blastomicosis del hombre y del perro. Se puede observar que las especies que causan la blastomicosis en Norteamérica y en África son diferentes. Por el momento, no existen datos fiables sobre la presencia de blastomicosis en los animales y su etiología en África y Oriente Medio.

El uso de perros para la caza también fue un factor de riesgo significativo, siendo la caza también un factor de riesgo de blastomicosis en humanos. Tanto los humanos como los perros que cazan tienen presumiblemente más probabilidades de estar expuestos a conidios de este hongo. Los agentes etiológicos de la blastomicosis son hongos dimórficos que existen como forma miceliar en el medio ambiente y como levadura en los tejidos. La forma miceliar produce conidios que forman aerosoles cuando se remueve el suelo. Una vez inhalados, los conidios son fagocitados por los macrófagos alveolares y se transforman en levaduras. Las manifestaciones clínicas pulmonares se producen en más del 80% de los perros afectados, siendo las anomalías respiratorias el motivo más común de evaluación clínica en estos animales. También son frecuentes las afecciones del sistema linfático, las oculares, las osteoarticulares y las de la piel. Desgraciadamente, el diagnóstico se retrasa a menudo debido a la falta de conocimiento del clínico y a las similitudes que presentan los síntomas con los de otras enfermedades. Las tasas de mortalidad pueden acercarse al 40% en los perros, y se producen recaídas en hasta el 20% de los pacientes caninos, a pesar de estar meses con terapia antifúngica.

Desde hace tiempo, se conoce que el nicho ecológico de B. dermatitidis incluye zonas con suelos que presentan pH ácido, un alto contenido orgánico y próximos a vías fluviales. Este hongo es extremadamente difícil de aislar de muestras ambientales, por lo que se conoce poco sobre su reservorio ambiental. Por este motivo, la presencia y la localización de este patógeno se infiere de los datos epidemiológicos asociados a los brotes de la enfermedad. No obstante, en un estudio reciente realizado en Minnesota [Jackson et al. 2021] se utilizó un método independiente del cultivo y basado en la PCR para identificar DNA de B. dermatitidis en muestras ambientales, con el fin de caracterizar su nicho ambiental. Este estudio muestra lugares con alta prevalencia geográfica de esta especie en el medio ambiente. Combinando los datos moleculares con la modelización del nicho ecológico, estos autores pudieron predecir la presencia de B. dermatitidis en muestras ambientales con una precisión del 75% y definir las características del nicho ambiental de este hongo.

Sin embargo, recientemente se han descrito otras especies causantes de esta micosis, siendo su diversidad genética y geográfica mayor de lo que se apreciaba anteriormente. Además de B. dermatitidis y la especie críptica Blastomyces gilchristii, que causan la blastomicosis en el medio oeste y en varias zonas del este de Norteamérica, Blastomyces helicus produce ocasionalmente una blastomicosis atípica en algunas zonas del oeste. Además, esta micosis en humanos se da en toda África y Oriente Medio y está causada predominantemente por Blastomyces percursus y, al menos en Sudáfrica, por Blastomyces emzantsi, produciendo distintos patrones clínicos y patológicos de la enfermedad [Schwartz et al. 2021]. Este reciente, interesante y detallado estudio confirma que los patógenos que causan la blastomicosis en estos países son mayoritariamente distintos de los que causan la enfermedad en Norteamérica. Por otra parte, en esta publicación se describe la nueva especie B. emzantsi. Emzantsi significa sur en la lengua isiXhosa, en referencia a Sudáfrica, el país de origen de la especie tipo de este nuevo taxón. Además, este trabajo también incluye una exhaustiva búsqueda y revisión bibliográfica sobre casos de blastomicosis en humanos y en animales, diagnosticados o supuestamente adquiridos en África y Oriente Medio, en la que se identificaron siete publicaciones sobre blastomicosis en animales. En general, la información incluida en estas publicaciones veterinarias sobre el diagnóstico de la enfermedad y la identificación de las especies fúngicas implicadas es cuestionable, ya que en ellas se ofrecen pocos detalles y, en los pocos casos en los que se obtuvieron cultivos, no se llevó a cabo la confirmación molecular de la identificación de los aislados. Desafortunadamente, ninguna de las cepas analizadas en este estudio procedía de animales, por lo que se desconocen las especies implicadas en la blastomicosis animal en estos países. En la actualidad, no existen datos fiables sobre la presencia de blastomicosis y su etiología en los animales domésticos y salvajes de África y Oriente Medio.

Linfangitis epizoótica: una enfermedad desatendida de los équidos de trabajo

F. Javier Cabañes

Grupo de Micología Veterinaria, Departamento de Sanidad y Anatomía Animales, Facultad de Veterinaria, Universitat Autònoma de Barcelona, Bellaterra, España.

La linfangitis epizoótica, también denominada pseudomuermo o histoplasmosis equina, es una micosis crónica y contagiosa de caballos, mulos y asnos. Los animales presentan a menudo un engrosamiento de los vasos y ganglios linfáticos que se complica con la producción de dermatitis y linfangitis supurativa y ulcerante. Se observa con mayor frecuencia en las extremidades, la pared torácica y el cuello, pero también puede presentarse como una conjuntivitis ulcerosa de la conjuntiva palpebral, o raramente como una neumonía multifocal. La piel, a través de heridas, puede infectarse directamente por el pus, las secreciones nasales u oculares o indirectamente por la tierra o los arneses u otros utensilios contaminados y las moscas. La enfermedad es actualmente endémica en regiones del África subsahariana, especialmente en Etiopía, e históricamente se han registrado casos en el norte de África, algunas partes de Asia, India, Pakistán, Japón, Europa del Este y algunos países que bordean el mar Mediterráneo [OIE]. En el pasado se produjeron brotes, principalmente durante diferentes guerras, debido al hacinamiento y malas condiciones sanitarias que presentaban estos animales de trabajo. Se han probado diversas vacunas a escala limitada en zonas endémicas, pero no están disponibles comercialmente. Aunque se han notificado casos esporádicos de infección en humanos, su potencial zoonótico no está totalmente determinado.

Los carros tirados por caballos son una de las principales formas de transporte en algunas regiones de Etiopía. Fotografía cortesía de © SPANA (the Society for the Protection of Animals Abroad). SPANA is an international charity that improves the welfare of working animals across the world by providing free veterinary treatment, training local animal owners and teaching children about animal welfare. Please see the charity’s website, www.spana.org, for more information.
Los carros tirados por caballos son una de las principales formas de transporte en algunas regiones de Etiopía. Fotografía cortesía de © SPANA (the Society for the Protection of Animals Abroad). SPANA is an international charity that improves the welfare of working animals across the world by providing free veterinary treatment, training local animal owners and teaching children about animal welfare. Please see the charity’s website, www.spana.org, for more information.

Tradicionalmente, al agente causal de esta enfermedad se le denomina Histoplasma capsulatum var. farciminosum. No obstante, desde hace algunos años se considera que esta variedad no es un taxón válido, ya que sus integrantes no forman un grupo monofilético [Kasuga et al. 2003]. Parece ser que, a lo largo del tiempo, diferentes cepas de H. capsulatum han adquirido la capacidad de producir esta enfermedad en caballos y otros équidos. En este estudio, las diferentes cepas analizadas se distribuyeron en tres grupos filogenéticos diferentes, que podrían representar especies filogenéticas. Un par de ellas en los grupos África y Norte americano 2 (NAm2), y la gran mayoría en un único clado denominado Eurasia que se incluye en el gran grupo filogenético Latino americano A (LAmA). Por esto último, dichos autores especulan con el hecho de que un cargamento de caballos domesticados procedente de Sudamérica, transportado hace unos 500 años a Europa, podría haber sido el origen de la población de cepas eurasiáticas. Diez de las 11 cepas estudiadas del clado Eurasia, procedentes de Polonia, Egipto y la India, presentaban alelos idénticos, lo que indicaría que pertenecerían al mismo clon.

Actualmente, esta enfermedad presenta una elevada prevalencia en los equinos destinados al tiro de carruajes en Etiopía, afectando al bienestar de los animales y a la economía de los propietarios [Hadush et al. 2020]. Debido al limitado acceso a técnicas de diagnóstico, la enfermedad se diagnostica en base al aspecto clínico de las lesiones y al examen microscópico del pus para detectar presencia de levaduras compatibles con el patógeno. Aunque, estos métodos de diagnóstico clásicos son útiles para el manejo rutinario de casos en zonas endémicas, no son adecuados para la detección de portadores asintomáticos debido a su limitada especificidad y sensibilidad. El cultivo del hongo a partir de las lesiones sería definitivo para confirmar la enfermedad, pero raramente se llega a realizar. Utilizando técnicas convencionales y de PCR, los autores de este estudio investigaron la epidemiología de la linfangitis epizoótica en el norte de Etiopía y confirmaron la presencia de material genético del patógeno en el 44% de los caballos analizados. La infección subclínica se observó en el 18,2% de los caballos aparentemente sanos. Estos resultados demuestran la presencia generalizada de la linfangitis epizoótica en estas áreas. En este país la situación se agrava por el hecho de que no existe un control eficaz de la enfermedad. Los tratamientos tradicionales, a base de tintura de yodo vía tópica y yoduro de potasio vía oral, son laboriosos, caros y de eficacia limitada en casos moderados y graves de la enfermedad. En muchas ocasiones, debido al bajo poder económico de los propietarios, estos tratamientos son inaccesibles, lo que provoca el abandono de los caballos gravemente infectados.

Un reciente informe sobre las enfermedades infecciosas en los équidos de trabajo [Stringer et al. 2015] indica que la población mundial de équidos se estima en unos 112 millones, 25 de ellos en África. La mayoría de los équidos del mundo son équidos de trabajo, muchos de los cuales residen en países pobres. Estos animales son de vital importancia en estas regiones ya que son el principal medio de transporte y tracción. Por otra parte, dicho informe señala que la enfermedad fúngica más importante de los équidos de trabajo es la linfangitis epizoótica. En las regiones en las que esta micosis es frecuente, tal como sucede en amplias zonas de Etiopía, es la enfermedad infecciosa más importante de los caballos. A pesar de su importancia, siguen faltando conocimientos epidemiológicos básicos sobre la aparición, la prevalencia, el impacto, los factores de riesgo y las vías de transmisión de esta enfermedad. Además, tal como se destaca en este informe, la linfangitis epizoótica requiere un mejor diagnóstico y se necesita una amplia investigación sobre su tratamiento y las medidas preventivas. No obstante, por el momento sigue estando desatendida.