Aspergilosis, avicultura y resistencia a antifúngicos. F. Javier Cabañes

Septiembre 2019.

La aspergilosis aviar es principalmente una enfermedad respiratoria que afecta a todo tipo de aves y que está causada mayoritariamente por Aspergillus fumigatus. Factores como la presencia abundante de conidios en el ambiente, la afectación del sistema inmunitario por stress, entre otras causas, y el especial tracto respiratorio que presentan estos animales, los hacen más susceptibles a la infección por esta especie.

En avicultura, los sistemas intensivos de producción pueden llegar a favorecer algunas de estas situaciones si las condiciones de manejo e higiene no son las adecuadas. Son críticas las cámaras de incubación de huevos, las salas de nacimiento y la calidad de las yacijas utilizadas para los pollitos. En estas instalaciones se pueden llegar a concentrar a una elevada cantidad de conidios que presentan diámetros de unos 2-3 micrómetros en el caso de A. fumigatus, siendo de los más pequeños que nos podemos encontrar en las especies de Aspergillus.

Características cabezas conidiales de Aspergillus fumigatus. Los conidios presentan diámetros de alrededor de 2-3 micrómetros. F. Javier Cabañes©

Una de las principales vías de entrada de los conidios en las incubadoras son los huevos contaminados. Las esporas presentes en la cáscara pueden penetrar al interior del huevo por finas grietas presentes en la misma, y encontrar las condiciones óptimas de cultivo para generar millones de nuevos conidios en pocas horas. Los conidios de A. fumigatus se mantienen y pueden incrementarse rápidamente en una amplia gama de condiciones, pero sobre todo en materia orgánica como la yema de huevo, cajas de cartón, serrín, viruta, paja troceada y residuos de pienso, que se pueden encontrar en distintas salas utilizadas en la producción avícola. Además las condiciones de alta humedad y temperatura (37-45°C) que se dan en estas instalaciones favorecen el crecimiento de esta especie termófila.

Los pollitos aspiran estas esporas y debido a su pequeño tamaño llegan fácilmente a pulmones y sacos aéreos causando la forma aguda de la enfermedad. Esta forma es la responsable del aumento de mortalidad observada en los primeros días de vida de los pollitos. En las aves infectadas, los sacos aéreos y los pulmones suelen presentar nódulos blancos o amarillentos e incluso placas micóticas verdosas características de esta especie. Las formas subagudas y crónicas se detectan en aves de mayor edad y la infección puede llegar a diseminarse a otros órganos.

Neumonía granulomatosa en un caso de aspergilosis aviar. Se observan abundantes nódulos en los pulmones de un pollo de engorde. Fotografía cortesía de Natàlia Majó (Servicio de Diagnóstico de Patología Veterinaria. UAB) ©

En contraste con lo que ocurre con los aislamientos realizados en otros animales o en el hombre, en aves de corral e instalaciones dedicadas a su producción, de la sección Fumigati, sólo se aíslan cepas de A. fumigatus sensu stricto. Aunque no existen muchos estudios sobre este tema, no se han detectado especies crípticas próximas a esta especie (ver blog julio 2019). En un estudio realizado con 175 cepas procedentes mayoritariamente de aves de corral de Francia y China, todas fueron identificadas como A. fumigatus [Wang et al. 2014]. Ninguna de las cepas estudiadas fue considerada resistente al itraconazol. Si bien el tratamiento con antifúngicos no se practica en estos sistemas de producción, si se pueden utilizar determinados azoles para la desinfección de las instalaciones, y/o la prevención de algunas micosis. Por lo tanto, tiene importancia conocer el riesgo potencial de aparición de cepas resistentes relacionadas con la producción avícola, ya que la resistencia a antifúngicos en cepas de A. fumigatus de origen clínico y ambientales es un problema emergente.

Diversos antifúngicos triazólicos (p.e. itraconazol, voriconazol) se recomiendan como fármacos de elección en el tratamiento y la profilaxis de la aspergilosis en humanos, siendo el factor principal de la selección de cepas resistentes en A. fumigatus. No obstante, también se han detectado numerosas cepas resistentes de esta especie que se relacionan con el uso masivo de numerosos fungicidas triazólicos en agricultura para prevenir y controlar diversas enfermedades en cereales, frutas, legumbres y plantas ornamentales [Chowdhary et al. 2013]. No sabemos si esto mismo acabará ocurriendo en las explotaciones avícolas donde A. fumigatus sigue prevaleciendo.

Malassezia pachydermatis: ser o no ser lipodependiente. F. Javier Cabañes

Abril 2019.

Las levaduras del género Malassezia forman parte de la microbiota normal de la piel de diversos animales, donde encuentran los lípidos necesarios para su desarrollo. La mayoría de especies son lipodependientes, término que se ha utilizado tradicionalmente para describir que estas levaduras no pueden crecer en el medio de agar glucosado de Sabouraud (SGA) sin añadirle determinados ácidos grasos de cadena larga. Por este motivo, hoy en día, estas levaduras se cultivan en medios enriquecidos con componentes lipídicos, como el agar de Dixon modificado, que contiene ácido oleico y Tween 40, o el agar de Leeming y Notman, que contiene leche y Tween 60, entre otros. Estos ingredientes les proporcionan a la mayoría de las especies los suplementos adecuados para su crecimiento óptimo.

Colonias de Malassezia pachydermatis. La gran mayoría de cepas de esta especie pueden crecer en el medio de agar glucosado de Sabouraud sin la adición de lípidos, por lo que se les denomina tradicionalmente no lipodependientes. No obstante, todas las cepas de esta especie son realmente lipodependientes, ya que necesitan lípidos para crecer ©F. Javier Cabañes.

Por el contrario, M. pachydermatis, motivo frecuente en la consulta dermatológica en perros y gatos, se considera clásicamente una especie no lipodependiente. Esto es debido a que la gran mayoría de cepas de esta especie pueden crecer en SGA sin la adición de lípidos. Aunque infrecuente, algunas cepas de esta especie crecen mal en SGA, o incluso no crecen en el primocultivo. No obstante, estas mismas cepas suelen crecer bien tras realizar subcultivos repetidos en este mismo medio. Sin embargo, en un estudio reciente, donde se han analizado más de 400 cepas lipodependientes de este género procedentes de distintas especies animales, se han podido identificar tres cepas de M. pachydermatis que fueron incapaces de crecer en SGA (Puig et al. 2017). Por lo tanto, unas pocas cepas de esta especie son lipodependientes.

De hecho, estudiando los genomas de estas levaduras se ha demostrado que todas las especies de este género carecen de genes que codifican para una ácido graso sintasa (Wu et al. 2015). Esto significa que necesitan el aporte de lípidos para poder crecer y por lo tanto todas las especies de este género son lipodependientes, hecho que las hace únicas entre los hongos. No es de extrañar que esta específica pérdida de genes sea una consecuencia de su proceso adaptación a la vida en la piel, que le proporciona todos los lípidos necesarios para su crecimiento. Tal como remarcan estos autores, en este proceso han ampliado su arsenal genético con multitud de hidrolasas lipídicas que son necesarias para utilizar los lípidos presentes en este ambiente. Por el contrario sus genomas también han perdido genes involucrados en el metabolismo de carbohidratos, los cuales son poco abundantes en la piel.

Por otra parte, si analizamos la composición del SGA vemos que es un medio indefinido que incorpora peptona. La peptona presenta una mínima cantidad de lípidos que son los que permiten el crecimiento adecuado de la mayoría de cepas de M. pachydermatis. Este hecho nos indica que estas cepas, aunque pocos, necesitan lípidos. Por lo tanto, todas las cepas de esta especie serían realmente lipodependientes.

Dermatofitos: algunos nombres cambian. F. Javier Cabañes

Diciembre 2018.

Los dermatofitos son un grupo de hongos relacionados filogenéticamente que causan las dermatofitosis. Hasta hace un par de años, las especies productoras de dermatofitosis se incluían en los géneros Epidermophyton, Microsporum Trichophyton, que se caracterizaban por no formar grupos monofiléticos. Por este motivo y coincidiendo con el abandono de la nomenclatura dual de los hongos desde el año 2013 por el Código Internacional de Nomenclatura, se ha producido un  incremento en el número de géneros que agrupan a estas especies. Según la nueva propuesta de taxonomía filogenética de los dermatofitos (de Hoog 2017), algunas de estas especies se incluyen actualmente en los géneros Lophophyton o Nannizzia.

Evolutivamente, algunos de estos hongos se han adaptado a determinadas especies animales. Las especies antropófilas, como Trichophyton rubrum o Epidermophyton floccosum, son aquellas que se limitan a causar dermatofitosis en el hombre y raramente infectan a otros animales. No obstante, el hombre puede presentar infección por especies zoófilas, como Microsporum canis y Trichophyton verrucosum, que característicamente producen dermatofitosis en el gato y en la vaca, respectivamente, y son causa de frecuentes zoonosis.

Otras especies que afectan a los animales han cambiado de nombre. Son ejemplos Lophophyton gallinae  (anteriormente Microsporum gallinae) en el caso de las tiñas de las aves de corral y Nannizia nana (anteriormente Microsporum nanum) en las tiñas de los cerdos. La presencia de esta micosis suele ser muy baja en los sistemas de producción actual de estas especies animales. No obstante puede incrementarse cuando la higiene de las explotaciones es deficiente. A pesar de no ser frecuente, pueden aparecer en forma de brotes, como el que afectó no hace muchos años al 100% de las cerdas lactantes en una granja de cerdo ibérico extensivo (García-Sánchez et al. 2011)

También existen especies geófilas como Nannizzia gypsea (anteriormente Microsporum gypseum) que presentan su hábitat normal en los suelos y pueden producir tiñas tanto en el hombre como en los animales. Por otra parte, existen otras especies que presentan una morfología y filogenia común con los dermatofitos, pero que no se han descrito como agentes etiológicos de dermatofitosis, o sus descripciones como tales son dudosas. Son ejemplos las especies típicamente geófilas  Arthroderma uncinatum (anteriormente Trichophyton ajelloi) o Paraphyton cookei (anteriormente Microsporum cookei). Poco a poco nos vamos a tener que ir acostumbrando a estos cambios.

Figura1-Dermatofitos-Microsporum canis-FJ Cabañes-aemicol-AEM
Macroconidio de Microsporum canis ©F. Javier Cabañes.
Dermatofitos-Paraphyton cookei-FJ Cabañes-aemicol-AEM
Macroconidio de Paraphyton cookei ©F. Javier Cabañes.

CURSO TEÓRICO-PRÁCTICO BÁSICO DE IDENTIFICACIÓN DE HONGOS FILAMENTOSOS 2019

El Curso teórico-práctico básico de identificación de hongos filamentosos se va a celebrar del 21 al 23 de enero de 2019.

DIRECCIÓN DEL CURSO:
José F. Cano, Javier Pemán, Ana Alastruey y Julio García.